APUNTES SOBRE TEORÍA DEL JUEGO

El juego, en su aspecto formal, es una acción libre ejecutada “como si” y sentida como situada fuera de la vida corriente, pero que, a pesar de todo, puede absorber por completo al jugador, sin que haya en ella ningún interés material ni se obtenga en ella provecho alguno, que se ejecuta dentro de un determinado tiempo y un determinado espacio, que se desarrolla en un orden sometido a reglas y que da origen asociaciones que propenden a rodearse de misterio o a disfrazarse para destacarse del mundo habitual.
1. Todo juego es, antes que nada, una actividad libre.
2. El juego no es la vida “corriente” o la vida “propiamente dicha”. Más bien consiste en escaparse de ella a una esfera temporera de actividad que posee su tendencia propia. Y el infante sabe que hace “como si…”, que todo es “pura broma”. (“cancelación temporal del mundo cotidiano” Pág. 25)
3. El juego se aparta de la vida corriente por su lugar y duración. Su “estar encerrado en sí mismo” y su limitación constituyen la tercera característica. Se juega dentro de determinados límites de tiempo y de espacio. Agota su curso y su sentido dentro de sí mismo.
4. El juego cobra inmediatamente sólida estructura como forma cultural. Una vez que se ha jugado permanece en el recuerdo como creación o como tesoro espiritual, es trasmitido por tradición y puede ser repetido en cualquier momento. (…) Esta posibilidad de repetición del juego construye una de sus propiedades esenciales.
5. Todo juego se desenvuelve dentro de su campo, que material o tan sólo idealmente, de modo expreso o tácito, está marcado de antemano.
6. Dentro del campo de juego existe un orden propio y absoluto. He aquí otro rasgo positivo del juego: crea orden, es orden.
7. Estas cualidades de orden y tensión nos llevan a la consideración de las reglas de juego. Cada juego tiene sus propias reglas. Determinan lo que ha de valer dentro del mundo provisional que ha destacado. Las reglas del juego, de cada juego, son obligatorias y no permiten duda alguna.
Huizinga, Johan: “Homo ludens”. Alianza Editorial. Madrid. 1972. Cap. 1.
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"Lo cierto es que el juego, además de constituir un fin en sí mismo, de ser ejercitado por placer, por descarga, por ejercicio, constituye durante los primeros años un medio esencial para el desarrollo de la inteligencia, de los afectos (siendo el afecto el motor para que el juego sea factible) y de habilidades sensoriomotoras."
Sánchez, Mónica y Ezio Corá Monge, Hely; “Los juegos de la vejez” en Los juegos de la vida cotidiana. EUDEBA. 1985. Pág. 83